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viernes, 21 de septiembre de 2012

Las ocho claves del mejor estudiante

Estudiante. tic9710.blogspot.com

Estas son ocho claves para mejorar el rendimiento de un estudiante. Las encontré en la página web del diario La Voz de Galicia. Son claves que dan diversos expertos. Son bastante interesantes.

Memoria

La mejor receta para recordar algo es entenderlo. Eso lo saben bien los estudiantes, pero como eso lleva mucho tiempo, hay atajos -las reglas nemotécnicas-. Sin embargo, los expertos aconsejan trabajar para conseguir mejoras a largo plazo. La memoria se entrena y mejora, solo es cuestión de tiempo y muchos ejercicios para hacer más flexible el cerebro: cambiar de mano al hacer cosas sencillas; al entrar en un sitio fijarse cuántos llevan ropa de un color determinado; mirar una foto y pensar 25 adjetivos adecuados; leer una palabra y buscar cinco que empiecen por la misma letra; escribir por la noche con quién hemos hablado por teléfono durante el día...

Lectura

Es, según el informe PISA, el mayor problema de nuestros quinceañeros, que ni leen rápido ni entienden lo que leen. Para mejorar en este capítulo hay ciertas normas: nunca se estudia en la cama o en el sofá; hay que subrayar (si no se puede, apuntar en una hoja) lo más destacado y las divisiones del tema; debe asegurarse de que se entiende cada párrafo antes de pasar al siguiente (repitiendo lo mismo con otras palabras); tener a mano un diccionario, porque casi seguro que será necesario. Tras la primera lectura, hay que hacer el resumen y un esquema.

Escritura

Escribir de forma clara y precisa es clave. Por supuesto, hay que evitar las faltas de ortografía, los tachones, las abreviaturas (tan habituales por culpa de los móviles) y los saltos en la progresión de la historia. Los párrafos deben ser cortos; el lenguaje, sencillo pero sin exceso de palabras comodín (cosa, tema); los adjetivos y gerundios se usan con control. Y no hay que olvidar que escribir también es persuadir.

Oratoria

Es la parte del aprendizaje que peor se enseña en España en relación, por ejemplo, a EE.?UU., donde los alumnos están acostumbrados a debatir sobre cualquier cosa, lo que les da una enorme seguridad al hablar ante un público. En los novatos, para controlar los nervios lo mejor es mover la punta de los pies; aunque gesticular en exceso resulta molesto para quien escucha, tampoco uno debe quedarse quieto como un muñeco; es conveniente mantener la mirada con el profesor y desviarla alguna vez para rebajar la tensión; si uno ya sabe que tiene que hablar en voz alta, lo mejor es preparar la lección en casa practicando ante el espejo o con un familiar; deben evitarse las repeticiones, pero estas son mejores que las muletillas de quien no sabe cómo continuar la frase. Por supuesto, el tono es fundamental -ni muy alto, ni en susurro- al igual que la vocalización.

Capacidad numérica

Es uno de los apartados más difíciles de potenciar para quien no tiene mucha afinidad con los números. Existen algunos trucos: repasar los datos, los errores son muy frecuentes; usar la lógica (¿puede un barco transportar millones de toneladas de cualquier cosa?); hay juegos de ordenador y teléfono de operaciones sencillas que hay que resolver rápidamente; hacer cuentas mentales (por ejemplo, en el súper, mientras se hace una compra, calcular el importe total); recitar mentalmente los números de dos en dos, hacia delante y hacia atrás; reducir un problema a cifras asumibles (8 kilos en vez de 8.320 toneladas) para ver cómo se resuelve...

Empatía

Las materias anteriores parecen puntales obvios del buen estudiante, pero para los especialistas no son lo único importante. Ser empático es una clave del éxito, tanto estudiantil como profesional (Daniel Goleman hizo historia con su Inteligencia emocional y en Princeton la hora del té entre profesores y doctorandos de matemáticas se ha traducido en importantes proyectos). Los expertos aseguran que para ser el mejor alumno posible hay que ser capaz de trabajar con otras personas, llevarse bien. Para eso hay que ponerse en el lugar del otro y saber gestionar los conflictos.

Deporte

El ejercicio aeróbico potencia los neurotransmisores y, de hecho, no hacer ejercicio es un factor de riesgo de alzhéimer; lo dice Fernando Gómez Pinilla, neurólogo de California. Un estudio publicado en la prestigiosa revista científica PNAS indica que practicar deporte mejora la capacidad de entendimiento y la producción de células del hipocampo (zona del cerebro encargada de la memoria y el aprendizaje). En otro estudio en la misma revista se explica que un corazón fuerte y una buena capacidad pulmonar garantiza suficiente oxígeno al cerebro. Junto al deporte es fundamental dormir suficientes horas (de ocho a diez en la adolescencia).

Organización del tiempo

Nada de lo anterior se consigue si uno actúa por impulsos desorganizados. Por eso, una buena agenda es la única forma de encajar todas las piezas. En secundaria, el alumno dispone de entre cinco y siete horas libres al día, además del fin de semana. Los mejores estudiantes salen con sus amigos y sacan buenas notas.

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